Este post va a ser muy cortito (al menos eso creo al empezar a escribir), pero ahora que tengo esta ventana para compartir con vosotros lo diré bien alto, ¡bienvenida primavera!
Solo con leer esta frase os podeis imaginar lo poquito que me gusta la estación previa. Odio el invierno. Simple. No le veo casi nada bueno, así que estoy feliz con que oficialmente haya pasado ya.
Alegría, vitalidad, ganas, luz, energía, días largos, aperitivos al sol, fuera capas de ropa, primeros rayos de sol, piernas al aire, viajar, escapadas, Marbella, nuevos propósitos, música, ganas de ponerse en forma, calle, paseos, ese estilo bohemio en el vestir que tanto me gusta, … todas estas palabras desordenadas me vienen a la cabeza casi sin pensar con la llegada del buen tiempo.
En mi caso es también época de propósitos, esos que se suelen hacer a principios de año sí, pues yo me hago mi lista con la llegada del buen tiempo. ¿Qué mejor momento para intentar cumplirlos que cuando tu ánimo está por las nubes? Y como algunos de ellos tienen que ver con vernos mejor pues la motivación ahora sí que es grande, y no cuando disimulamos bajo el abrigo y el jersey de lana.
En primavera solo cosas bonitas pueden pasar, y además es preludio de la que es mi estación favorita, el verano. Valoramos más la vida, así que vamos a vivirla, a disfrutar el presente y algo muy importante, no dejar nunca de sonreir. El mañana ya vendrá.
¡A disfrutar!
» Podrán cortar las flores, pero no podrán detener la primavera». Pablo Neruda.
Siempre se ha dicho que en tu armario jamás debería faltar un vaquero, una chaqueta negra, un «LBD», es decir un vestido negro y una camisa blanca. Se entiende que la mejor versión de cada una de estas prendas.
Hoy os muestro fotos de una de mis prendas favoritas, uno de esos básicos imprescindibles, la camisa blanca.
Qué decir de ella. De corte clásico o romántico, de estilo masculino, con transparencias, estilo kimono que tanto se lleva en estos últimos tiempos, más amplias o más ajustadas, con bolsillos o sin ellos, manga larga o corta, y en casi toda la variedad de tejidos. Existen mil versiones que hacen de esta prenda la más interesante de tu vestidor. ¿Y hay algo mas sexy que una camisa inocentemente desabrochada? Yo lo dudo mucho.
¿Quién no recuerda a Rania de Jordania caminando por el paseillo de entrada a la boda de los principes? ¿Se puede ir más elegante o tener más glamour? Para mí sin duda fue la mejor ese día.
Con jeans, bajo una americana o un traje, con falda y con shorts. Puedes adaptarla a cualquier ocasión, tanto de día o de noche, bien combinada es perfecta en cualquier circunstancia. Y no falla.
Yo me declaro fan absoluta de esta prenda. En mi armario abundan, en muchos estilos. No es que se pueda, es que se debe ser elegante simplemente vistiendo una camisa blanca y unos jeans.
Ya sabéis, nunca estaréis fuera de temporada y sí a la moda vistiendo una camisa blanca. Siempre será una buena elección en cualquier estilismo.
«Lo que decidas hacer, asegúrate que te hace feliz»
Os voy a contar una historia, narrada por mi madre. Aunque se adivina, luego veréis por qué.
«¿Quien no recuerda los buenos ratos que pasamos contemplando la divertida serie Los Picapiedra? Eso fue lo que acudió a la mente de mi hijo Juan cuando le enseñé entusiasmada nuestro camisón. ¡Anda, me recuerda a Wilma! Y de inmediato le adjudiqué el nombre. Me vino a la memoria aquella antepasada, un recuerdo en el largo túnel del tiempo que me condujo a aquella mujer trabajadora, generosa y despierta, mujer poderosa y cargada de misterios, que aunque no conseguía respuestas a todas sus preguntas desempeñaba a la perfección sus funciones en el clan. Y seguro que ya, en esos momentos, mantenía las características que sus «nietas» actuales atesoramos. Un enorme deseo de verse bien, de encontrarse hermosa para ella y para los demás. En especial para ese macho fuerte y sano que le permitiría abundante prole y alimentos para criarlos.
Seguro que cuando preparaba las pieles que protegerían sus cuerpos dejaría las de más abrigo para su prole y su pareja, y para ella apartaría las que más suavidad atesoraran, las que mejor se adaptaran a las formas de su cuerpo.
Y al final del día, cuando las tareas de supervivencia del clan estuvieran terminadas, al rescoldo del fuego y en un rincon de la cueva, me la imagino acomodando a su cuerpo esas pieles que con tanto esmero había trabajado, e intentando adivinar el efecto que producirían en las demás, al ser contempladas.
¡Cosas de mujeres!»
Como veis mi madre no puede escribir mejor, así que le iré robando palabras para compartirlas con vosotros.
Cuando nació Anocheció queríamos que todas y cada una de nuestras prendas fueran especiales. Todas tienen un por qué, y todas tienen una historía detrás que se adivina por el nombre con el que están bautizadas.
Esta es la historia de uno de nuestros camisones, de los primeros que diseñamos, y como muy bien narra mi madre el nombre no admitía dudas. También es una de las prendas que más cariño tenemos, porque este divertido diseño fue el principio de este proyecto en el que nos embarcamos hace unos meses, y en el que nos encontramos con la misma ilusión del primer día.
¿Os gusta nuestro modelo Wilma?
A través de este blog os iré contando todas esas historias que nos sirvieron de inspiración y que por ello forman parte de nuestra firma a través de los nombres que bautizan nuestros diseños. Todas ellas forman este sueño hecho realidad llamado Anocheció.
«Una vez al año ve a algún lugar en el que no hayas estado antes». Dalai Lama.
Este pasado fín de semana tocó escapadita. Creo que viajar es una de las mejores cosas que existen, de las mejores escuelas, a mi me encanta y siempre que puedo aprovecho cualquier ocasión para hacerlo.
Con este post aprovecho para contaros mi viaje y mostraros un poquito más de mí, cosa que no había hecho hasta ahora. Así que aquí va…
El lugar elegido en esta ocasión fué Berlín, una de las capitales europeas más interesantes en la actualidad. Y el viaje de tres días, de jueves a domingo.
El día que llegamos nos dió tiempo para poco al llegar allí bien entrada la tarde, pero aprovechando que nuestro hotel estaba bastante céntrico dimos un paseo y cenamos por los alrededores de Alexanderplatz, gran plaza y atracción turística situada en el centro de la ciudad, además de punto de encuentro en casi todas las ocasiones.
El viernes después de un abundante desayuno, fundamental para mí si voy a pasar un día sin parar, nos dispusimos a pasar la jornada conociendo los sitios imprescindibles de la ciudad.
Comenzamos con los orígenes de Berlín en el barrio de San Nicolás. Seguimos hacia la Isla de los Museos, uno de los conjuntos museísticos más importantes del mundo y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y la catedral protestante de Berlín. (Intentamos por la tarde visitar el museo de Pérgamo, pero por únicamente cinco minutos no pudimos comprar el ticket de entrada. Lloramos un poco a ver si conseguíamos pasar pero fué imposible).
Paseamos por la avenida de los káisers, Unter den Linden, pasando por la Universidad de Humboldt, la Biblioteca Real, la Ópera Estatal y por la que con sus dos iglesias gemelas es sin duda la plaza más bonita de Berlín, la Gendarmenmarkt. El edificio central de la plaza es el Konzerthaus; en el lado norte está la Französischer Dom (Catedral Francesa) y en el lado sur la Deutscher Dom (Catedral Alemana).
Conocimos los detalles de la subida de Hitler al poder y vimos los restos del cuartel general de la GESTAPO, lo que queda del famoso muro de Berlín y el Checkpoint Charlie, que era uno de los puntos para cruzar de un lado al otro de Berlín en la época del muro, y donde se puede ver todavía en el suelo por donde pasaba el mismo. Y recordamos el Holocausto Judío con su monumento conmemorativo.
El Monumento al Holocáusto es un laberinto que recuerda la triste historia que marcó a todo un pueblo durante aquellos tenebrosos años de la II Guera Mundial. A mi personalmente me pareció sobrecogedor. Al igual que otros muchos monumentos está construido como símbolo del arrepentimiento que han demostrado los alemanes tras su oscuro episodio en la historia. Está compuesto por 2.711 losas de hormigón que ocupan una superficie de 19.000 metros cuadrados. Las losas tienen distintas alturas y están diseñadas para crear una atmósfera incómoda y confusa. Ha sido incluso más criticado que alabado. Por su cercanía a la Puerta de Brandemburgo (unos cien metros), por su nombre (qué pasa con el resto de las personas no judías que también estuvieron discriminadas), por el material que está construido o incluso por la empresa que lo levantó.
Antes de llegar y finalizar la excursión del día en la Puerta de Brandemburgo vimos también la espectacular Potsdamer Platz, una de las plazas más bulliciosas de Berlín en el pasado que quedó arrasada durante la Segunda Guerra Mundial y partida en dos por el muro de Berlín. Posee el primer semáforo de Europa.
La visita terminó en la famosa Puerta de Brandenburgo, antigua puerta de entrada a Berlín y convertida en símbolo de la unidad de Alemania desde la caída del Muro.
El sábado por la mañana fuimos a conocer el campo de concentración de Sachsenhausen y por la tarde dimos un paseo por el barrio judio.
Del campo de concentración prefiero no comentar mucho, ni mostraré fotos, pero os podéis imaginar la duerza del sitio. Yo personalmente tenía muchos reparos, pero por muy complicada que fuera la visita, mal que nos pese es historia, y había que conocerlo estando allí.
Al estar éste en las afueras de la ciudad, entre que llegamos, visitamos y volvimos, la excursión terminó pasadas las cuatro de la tarde, por lo que sin tiempo siquiera para comer comenzamos la visita al barrio judio, famoso por sus patios y galerías de arte.
Qué decir de el, me encantó. La comunidad judía siempre ha estado presente desde la fundación de la ciudad, si bien es cierto que ha tenido sus buenos y malos momentos, siendo tristemente por todos conocido el periodo más oscuro y cruel, el Nazismo.
Punto en el que tuvieron lugar los fatales acontecimientos de La Noche de los Cristales Rotos, hoy en día es uno de los lugares más queridos y carismáticos de Berlín.
Barrio de gran riqueza arquitectónica, es una de las zonas más visitadas en la actualidad. La Nueva Sinagoga, construida entre 1859 y 1866, y en la que destaca su cúpula dorada me pareció una maravilla, lástima que se nos hizo de noche y las fotos no reflejan bien la belleza de la misma y de la zona en general por la falta de luz.
Poblado de monumentos conmemorativos, el que más me llamó la atención fue el llamado «Piedras del tropiezo» (abajo podéis ver foto), consistente en unas placas de bronce del tamaño de una piedra que identifican por su nombre a víctimas de los nazis frente a sus antiguas viviendas. Su nombre se debe a que uno se topa con ellas cuando camina por la ciudad. 5.000 adoquines dorados se estiman en Berlín y 40.000 más repartidos en centenares de ciudades europeas de Polonia, Hungría, Ucrania, Noruega e Italia. Este proyecto sigue en marcha en la actualidad.
Mención especial merece por su lado humano Otto Weidt, que creó un taller de fabricación de cepillos y escobas en el que empleaba a ciegos y sordos con el afán de que allí pudieran aprender oficios y valerse por sí mismos. Posteriormente comenzó a cobijar a ciegos y sordos que, además, fueran judíos. Y que en los peores momentos de persecución llegó a esconder a familias enteras en su taller, sobornando a funcionarios para conseguir documentación falsa y documentos de trabajo. Vendía parte de su producción en el mercado negro por conseguir dinero extra y comprar alimentos para las personas a las que acogía. Su historía aparece reflejada en su museo-taller.
Y en este sitio tan especial terminó nuestro intenso día de excursiones. Tocó cenar algo con una típica cerveza alemana y a descansar.
El domingo no dió tiempo para nada, desayuno en el hotel, con sonrisa incluida en el buffet y camino al aeropuerto para regresar a Madrid.
Por muy cansada que vuelva a casa en este tipo de viajes en los que no paras ni un segundo por aprovechar el tiempo al máximo, siempre merecen la pena. Ahora a esperar al próximo…
Podría contaros más cosas pero este post sería ya demasiado denso, así que hasta aquí mi crónica. Espero que os haya gustado.
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Como la música me encanta os voy a dejar con una canción que me tiene totalmente enganchada.
En muchas ocasiones una imagen dice más que mil palabras. Primer post dedicado a ellas, las fotos.
Me encanta el buen tiempo, y si hay un estilo que yo personalmente asocio al mismo es el denominado bohemio, un tipo de moda nacido en los albores del siglo XIX asociado a gente artista e intelectual que rechazaba los valores morales tradicionales y vivían una vida sin corsés establecidos. No era considerado moda en los estándares que imperaban en el momento, más bien se usaba por comodidad y como ataque a las normas de vestir tradicionales.
Hoy en día el estilo bohemio está más de moda que nunca, tendencia a la que se ha dotado de un aire de glamour y sofisticación al ponerle la etiqueta «boho-chic».